KURT... Nuestra novela negra.

La desaparición de Kurt Martinson, que persiste hasta el momento en que escribimos esto, es un suceso que nos revela mucho de nosotros mismos y como un espejo perverso...

Envie este Reportaje Version de impresion de este Reportaje Publicado el 09 de Enero de 2016 Visto 365 veces

En el genero policíaco noir, el crimen, el hecho en si, es generalmente un pretexto que devela, desnuda, realidades sociales que permanecen ocultas o al menos, no demasiado discutidas.

Pero ocurre el crimen y en el curso de la investigación van surgiendo muchas tramas. Corrupciones, oscuridades, otros crímenes, falencias sociales, etc.

La desaparición de Kurt Martinson, que persiste hasta el momento en que escribimos esto, es un suceso que nos revela mucho de nosotros mismos y como un espejo perverso, nos ha devuelto una imagen de nuestra sociedad que no querríamos ver.

Además de eso, tenemos que afrontar un hecho que nos desilusiona: Hay casos que nunca se resuelven. Más allá de las capacidades policiales, judiciales, etc. hay asesinatos, violaciones, y desapariciones que nunca son resueltos, que terminan olvidados, excepto en los círculos mas cercanos de las víctimas. Esa es la mayor desilusión: Este no es un mundo muy perfecto.

Peor aun, este año, paralelamente, hemos aprendido que a veces los crímenes, aunque sepamos quienes los comenten, muchas veces no son castigados.

En general, el olvido y el fracaso vendrían a ser una realidad recurrente. ¿Cuantos han desaparecido antes de Kurt, acá en San Pedro? ¿Cuántos van a desaparecer después?

Tanto que decíamos que no queríamos que fuera un caso Matute. Bueno, en eso se convirtió.

Lo descabellado

“Kurt está internado en una clínica mental en Bolivia… me lo dijo un perico que trabaja para la chica que… o lo supe por que XX lo vio allá, pues, si el acompañó a…”

“Nosotros ese domingo vimos esas luces en el cielo, si, ahí por Catarpe… y nos asustamos… Si el domingo antes que desapareciera el Kurt… cuando las vimos arrancamos… después supimos lo del Kurt.. A lo mejor el no alcanzo a arrancar”

“Si te querís pitear a un tipo, es fácil… Echai el cuerpo en una camioneta, salís en la noche camino de la costa y entre Tocopilla e Iquique lo botas en un rincón perdido. Menos de 24 horas, mijo… y nunca más se supo del loco”

“Tu sabes la cantidad de cuevas que hay en Catarpe? Y usted sabe que por ahí ronda esa bruja…Si. Una de esas de San Pedro. No, si no la voy a nombrar… pero usted sabe que a ella le gustan los jovencitos y el Kurt es encachao…”

“Camino al Tatio lo echaron. Un lío con los opus dei del hotel ese donde trabajaba. No si no puedo contar más…”

En este tipo de casos, todos tienen una historia. Es natural. Pero quizás una de las mayores desilusiones sociales es que en realidad en este pueblo chico, en este infierno grande donde “todo se sabe”, en realidad no todo se sabe. Quizás porque el pueblo a crecido más allá de las antiguas percepciones.

Si. Es posible una maldad así en San Pedro, y que pase más de un año sin que realmente se sepa que pasó. De ahí, quizás, tantos  inventos.

Sin contar con los daños colaterales: Los 2,3, 4 y hasta 7 cuerpos, que según quien contara el rumor, se habrían encontrado buscando a Kurt. Cuerpos en su mayoría bolivianos, aunque también de “gringos”. Y en diversos estados temporales, desde cadáveres frescos hasta momias de años.

Si. El suceso nos desordena, nos asusta y todos queremos tranquilidad. Por eso inventamos historias. Sólo que estas historias a veces nos dejan peor. Por que alguna puede no ser falsa.

Lo frágil

La desaparición de Kurt nos ha puesto frente a la fragilidad de nuestros sistemas. Ya lo dijimos, nos revela. Y revela a los demás. Entre ellos, nuestras “autoridades”.

La mejor “perla”. Escuchar al gobernador provincial Lagos, en una reunión de vecinos preocupados por la delincuencia, de “este niño Robinson”, que por lo demás no llevaba dos meses de perdido.

Que decir del total silencio de la municipalidad sobre este tema, excepto para reclamar cuando las coberturas noticiosas a raíz del caso, hablaban de los carretes, las drogas y los exagerados desvaríos de esa mujer que se destapó hablando (Y que al menos aquí, está desaparecida también, a todo esto)

Y también vimos, como a pesar de los intensos despliegues, la labor policial está muy limitada. Aquí, como en cualquier parte, un criminal puede ganarle a la policía. No es como en las películas, que la tecnología forense, la determinación e inteligencia, vencen. No. La policía también tiene fracasos. Cualquier policía, no solo la chilena.

Es fácil desaparecer y demasiado fácil hacer desaparecer. Esa es una lección de este caso, también.

La resaca.

Esta tragedia, como buena novela negra, lleva a otras. Algunas conocidas, muchas que nunca conoceremos y otras que atribuimos equivocadamente.

La sombra del acontecimiento esta allí, latente. Nos cuesta creer que otra tragedia, no esté conectada con esta. Como si San Pedro no pudiera contener más de un crimen al mismo tiempo. Como si Kurt fuera una excepción y no una regla.

Y además, queda la certeza de que no importa si lo encuentran; aunque el asesino, si lo hubiera, confesara. Aun así nunca vamos a creer totalmente en  la resolución que encontremos.

Pero eso también es parte de una buena novela negra. El saber que el mal no siempre pierde. Que estamos bastante indefensos, si uno se pone a pensar en eso.

Uno puede perderse de cualquier parte, pero un lugar fronterizo, lleno de movimiento y “pasadizo de droga”, como dijo la propia Sandra Berna en enero del 2015, puede ser más fácil.

Como reflexionó una muchacha, a un mes de la desaparición de Kurt: “Si fuera yo la que me hubiera perdido, no me estaría buscando ni mi gato”.

CRONOLOGIA DEL CASO:

El 30 de noviembre del 2014, el Mercurio de Calama publica la primera noticia sobre el caso: “Una semana perdido cumple guía turístico de San Pedro de Atacama”. Esto después del revuelo causado en el ámbito del turismo, reflejado en las redes sociales.

En todo caso la respuesta policial fue bastante rápida, ya que el 27 de noviembre (Kurt desapareció el 23) comenzó la búsqueda, si bien no con todos los medios, si con mucha voluntad de colegas y amigos de Kurt.

El 14 de diciembre se realiza la primera manifestación multitudinaria en San Pedro, pidiendo respuestas por Kurt.

El 22 de diciembre se nombra un fiscal preferente.

El 29 comienzan los allanamientos, mientras aumenta la cobertura mediática de la prensa nacional, que genera discusión en San Pedro por su caracterización de la localidad como un lugar de fiestas ilegales y alto consumo de droga.

La búsqueda continúa intensamente hasta febrero, entre acusaciones de la familia de Kurt por un mal trabajo de la fiscalía.

En marzo se designa a un Fiscal Exclusivo (Raúl Marabolí). También en este mes aumenta la fiscalización de las fiestas clandestinas, las ventas ilegales de alcohol en el poblado, lo que dura hasta estos días.

Ya en abril, la búsqueda se estanca después de que un equipo multidisciplinario de la PDI interviene.

El 12 de mayo, se suicida Mauricio Ciocca, a quien algunos rumores habían atribuido relación con el caso de Kurt. La coincidencia de su suicidio con el nuevo esfuerzo investigativo del fiscal exclusivo Marabolí, pareció alimentar estas hipótesis, pero esto fue negado tajantemente por la fiscalía.

El 24 de mayo, se termina la exclusividad del fiscal.

A partir de ahí, el caso se mantuvo más o menos presente por la acción de la familia de Kurt, y esporádicamente el caso obtenía cobertura de prensa.

El 24 de noviembre se cumple un año de la desaparición, sin que se tengan antecedentes realmente útiles para encontrarlo.

Desde el lunes 4 de enero del 2016, un equipo especializado de rescatistas, contactado  por la familia, conocido como “Los Topos”, comienza una nueva búsqueda, que persistiría hasta mediados de febrero.

Otros desaparecidos: El caso de Kurt no es único. La gente desaparece en Chile. Desaparece en la zona. Según los registros de Carabineros, en el Loa hasta la fecha hay 29 casos de denuncias sobre presunta desgracia que todavía están sin resolver. Dentro de los casos, hay dos menores de edad al momento de desaparecer: Daniela Trigo y Carlos Andrés Mella. Cada año, entre 250 y 300 personas desaparecen en nuestra provincia. La policía resuelve casi todos los casos, pero siempre va quedando alguno sobre el que pasan los años sin respuesta.

A nivel nacional, los desaparecidos son alrededor de 400 cada año. Por ejemplo, el 2015, se realizaron 8438 denuncias. Se resolvieron 8089. El 2014, 8939. Se resolvieron 8488. Entre las no resueltas aun, está Kurt.

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