Albemarle reafirma su compromiso de aportar a una industria del litio sostenible

Dialogando con las comunidades y con innovación en sus procesos, la firma apuesta por una transición energética justa que genere valor social y desarrollo para los países en los que está presente.

Envie este Recorte Version de impresion de este Reportaje Publicado el 29 de noviembre de 2022 Visto 148 veces

Para el cambio de la matriz energética, desde los combustibles fósiles hacia nuevas fuentes de energía, la electromovilidad es fundamental. Y el litio es esencial para concretar aquello. De ahí el fuerte aumento que ha experimentado la demanda de este mineral en el mundo. Si a 2025 se estima que se requerirán 1,5 millones de toneladas anuales, esa cantidad se duplicaría al 2030.

Así lo destaca Marcelo Valdebenito, gerente de Asuntos Corporativos de Albemarle, quien agrega que “hay una alta demanda de litio y estamos comprometidos con responder a eso, pero de manera sostenible. Queremos que otorgue un beneficio a la humanidad y no se ponga en peligro ni al medio ambiente ni a las comunidades”.

No cualquier litio

El ejecutivo destaca la importancia que tiene este producto en un escenario de cambio climático y de transformación energética con la electromovilidad como actor relevante. “Pero no puede ser cualquier litio. Esta transición tiene que ser justa, que dialogue con las comunidades, que genere recursos y desarrollo para los países en los que estamos presentes. Es decir, que aporte valor social de una manera ética y sostenible”, enfatiza.

En ese sentido, destaca el proceso que viene desarrollando Albemarle para obtener el mineral desde el Salar de Atacama, en la región de Antofagasta, a partir de la salmuera que está bajo la costra salina, en una cantidad autorizada ambientalmente.

“En la extracción y la concentración no se ocupa agua fresca. Tenemos autorizados 23,5 litros por segundo en la cuenca del Salar de Atacama, pero ocupamos menos de 9”, sostiene Valdebenito.

Diálogo permanente

El ejecutivo resalta el diálogo permanente que mantiene la compañía con los pueblos originarios que habitan en la cuenca del Salar de Atacama. En 2012 suscribió un acuerdo de sustentabilidad y beneficio mutuo con la comunidad de Peine, y en 2016 hicieron lo propio con el Consejo de Pueblos Atacameños y las 18 comunidades que agrupa.

“Los reconocemos como primeros habitantes del territorio y su autodeterminación, haciéndonos eco del convenio 169 de la OIT, de las recomendaciones de Naciones Unidas y de la Comisión del Litio que se estableció en Chile en el segundo gobierno de Michelle Bachelet”, indica.

De esta manera, la empresa comparte el 3,5% de las ventas anuales con el Consejo de Pueblos Atacameños. Además, el 40% de los trabajadores y trabajadoras de la planta Salar de Atacama pertenece a las comunidades indígenas, mientras que más del 80% de los colaboradores de todo Albemarle Chile son de la región de Antofagasta.

Aporte histórico

Valdebenito destaca el aporte que la firma realiza en materia de royalty, donde paga hasta el 40%, el más alto del mundo, y la inversión en Investigación y Desarrollo (I+D). “Al año 2043 habremos completado unos US$300 millones por este concepto. Es la cifra más alta en la historia que ha entregado una empresa a Corfo para I+D”, detalla.

El ejecutivo adiciona que el 1 de junio Albemarle inauguró su tercera planta (La Negra 3), en Antofagasta, lo que le permite duplicar la producción. Y construyó, además, de manera voluntaria, un evaporador termal único en el mundo y con un costo de US$100 millones para reducir hasta en un 30% el consumo de agua por cada tonelada métrica.

A esto se suma una iniciativa de recuperación de litio, desarrollada por una empresa alemana, que está construyendo en su planta Salar de Atacama para obtener una mayor cantidad del mineral desde la salmuera ya procesada y de las sales que quedan. “El objetivo es ir aumentando escalonadamente la producción hasta llegar a las 85.000 toneladas anuales. Tenemos ya la capacidad para hacerlo”, agrega Valdebenito.



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