Innovadora experiencia de asociación indígena en San Pedro de Atacama

Se expuso en seminario internacional

Envie este Recorte Version de impresion de este Reportaje Publicado el 16 de noviembre de 2011 Visto 167 veces
La Asociación Indígena Valle de La Luna lleva a cabo distintas actividades de turismo sustentable.
Para proteger y conservar los territorios de la zona, seis comunidades atacameñas formaron la Asociación Indígena Valle de La Luna, que ha efectuado una serie de tareas y espera concretar proyectos enfocados al turismo de intereses especiales.

En el marco del Seminario Internacional “La Defensa de los Derechos Territoriales desde las Comunidades Locales en Latinoamérica, Experiencias y Lecciones”, la Asociación Indígena Valle de La Luna presentó su innovadora experiencia, que tiene como fin proteger y conservar los territorios ancestrales de la zona, que representan un gran legado cultural e histórico para la etnia atacameña.

La asociación, ubicada cerca de la turística comuna de San Pedro de Atacama en la Región de Antofagasta, está compuesta por seis comunidades atacameñas de la cuenca del Salar de Atacama, cada una de las cuales cuenta con unos 200 socios.

Si bien la población es agro pastoril, la mayoría se dedica al etno y ecoturismo, tanto en el Valle de la Luna como en la Reserva Nacional los Flamencos y otros patrimonios como Chaxa, Miscanti y Meñique, Tulor, Cejar,Quitor.

Cuando San Pedro de Atacama comienza a ser un foco de turismo de fama mundial, las comunidades se preocuparon, pues observaron desorganización y falta de sustentabilidad.

En ese contexto, se asociaron para enfrentar la situación. Con este fin, se reunieron en diversas ocasiones con representantes de la CONAF, buscando reforzar la protección de los territorios. De esta manera se obtuvo un contrato de asociatividad para el manejo del área.

Posteriormente, se comenzó a concretar una serie de tareas, entre las cuales se cuentan: trabajos comunitarios para la limpieza del sector (25 camionadas de basura); la zonificación de las áreas frágiles y de uso público; la contratación de cuatro guardaparques locales y se definió un logo corporativo.

También con el aporte de las comunidades y el trabajo comunitario se construyeron dos casetas de control y servicios higiénicos y se efectuaron diversos trabajos de control y monitoreo (cerrando pasos inhabilitados, censos de especies, recuperación de suelos frágiles degradados, etc.).

Además, se comenzó a cobrar entradas y controlar a los visitantes; se definió y comunicó a los distintos actores del turismo, la normativa de uso público; se definieron senderos; se organizaron reuniones con los distintos operadores de turismo, entre otras tareas.

Los primeros ingresos obtenidos por el concepto de entradas permitieron suplir las primeras necesidades básicas y de cofinanciamiento para los distintos proyectos presentados.

Los desafíos de la asociación son: seguir creciendo como empresa indígena sin perder la visión principal que es proteger y conservar; abrirse completamente al turismo de intereses especiales con servicios innovadores; capacitar y seguir fomentando la contratación local.



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