Contagios en los pueblos del interior

Editorial de el Mercurio de Calama

Envie este Recorte Version de impresion de este Reportaje Publicado el 28 de julio de 2020 Visto 150 veces

Pequeñas localidades de la región están registrado brotes de covid y sus habitantes claman por ayuda. Hay una realidad ahí que debe mirarse con más atención. La situación de Quillagua, Talabre, Toconao o Machuca, entre otros, es compleja, y ha quedado invisibilizada ante las cifras de las grandes ciudades, que por cierto son más elocuentes.

En sólo cuatro meses el coronavirus logró extenderse a prácticamente todos los rincones de la región, incluidos los pueblos del interior. En estas pequeñas localidades, algunas de apenas unas centenas o decenas de habitantes, el avance del virus ha sido incluso más arrollador que en las grandes ciudades, lo que mantiene a sus habitantes en un constante y justificado estado de alerta.

Quillagua, por ejemplo, reportó hace pocas semanas más de 30 contagiados en un universo de 150 habitantes. La pequeña localidad, situada en la ribera del río Loa, en la comuna de María Elena, ya confirmó también a su primera víctima fatal, quien era la cuidadora del museo de la localidad.

La historia se repite en Talabre, donde se sabe de 21 contagiados (100 habitantes); en Toconao, donde habrían al menos 35 (650 habitantes); en la fronteriza comuna de Ollagüe, que tiene 23 contagiados (332 habitantes); y en Machuca, donde existen antecedentes de otra persona fallecida por el virus y por lo menos 5 contagios (80 habitantes).

La situación de los pueblos del interior es compleja, y ha quedado invisibilizada ante las cifras de las grandes ciudades, que por cierto son mucho más elocuentes.

Pero hay que considerar que el panorama de los pueblos del interior es particular. Se trata de comunidades escasamente conectadas y cuya población mayoritaria son personas de la tercera edad, quienes como se sabe, son las más amenazadas por la enfermedad. Muchas de estas comunidades -además- carecen de postas, ambulancias o personal capacidado que pudiera asistir a enfermos, y tampoco poseen suministro constante de electricidad o agua potable, lo que dificulta mantener medidas preventivas básicas.

Hace pocos días dirigentes de varios de estos pequeños poblados alzaron la voz para pedir ayuda urgente. Se sienten poco apoyados y ven con temor que el virus avanza rápido en sus localidades. Y a ese llamado debemos que poner la máxima atención.

El coronavirus puede causar graves consecuencias en estas localidades alejadas y en su esforzada gente, quienes corren el peligro de transformarse en las víctimas invisibles de la pandemia.



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