Especial litio. En el corazón del litio chileno: la vida minera en el Salar de Atacama

El método de extracción del litio en los salares está implicando el despilfarro de agua en cantidades colosales, elemento clave para ecosistemas y comunidades. Pero, qué pasa en el mundo del trabajo. Cómo es la realidad de quienes trabajan en las megacompañías del litio. Qué visiones hay acerca del proceso de extracción. Conversamos con un obrero de una de las dos empresas que operan en el Salar de Atacama (SQM-Albemarle).

Envie este Recorte Version de impresion de este Reportaje Publicado el 27 de junio de 2023 Visto 179 veces

El corazón del litio chileno es el Salar de Atacama, emplazado en la Región de Antofagasta. Como en Jujuy y Catamarca, allí el extractivismo viene destruyendo ecosistemas y comunidades, hay un discurso verde de las empresas y el gobierno y la misma impronta de la comunidades originarias. Mario es trabajador del litio que conversó con nosotros sobre la situación en el mundo del trabajo en estas megacompañías, las ganancias versus la precarización, los sindicatos y el agua, la relación de los mineros con las comunidades originarias y la repercusión de los problemas ambientales.

¿Cómo son las jornadas de trabajo en el salar y en las minas de roca? ¿Qué se vive y se ve a diario?

Trabajamos 7 días en faena con 12 horas de trabajo y tenemos 7 días de descanso, a 3126 metros de altura geográfica y con temperaturas que fluctúan entre los 29º y 12º bajo cero, dependiendo de la estación del año, aguantando la mayor radiación solar del mundo con 275 w/m2.
A 22 km del Salar de Atacama, estamos lejos de nuestras familias, muchos compañeros y compañeras de ciudades, a lo largo del país, deben viajar hasta 38 horas para llegar a la faena reduciendo su descanso de 2 a 3 días. Las plantas de SQM fueron construidas hace más de 10 años, pero se ha invertido muy poco en sus tecnologías, por lo que el trabajo es bastante exigente físicamente.

Las ganancias de SQM son enormes...

Sí, sus ingresos totalizaron 10.710,6 millones de dólares el año pasado, lo que representó un aumento del 374% frente a los 2.8862,3 millones reportados durante el mismo período en 2021, obtenidos gracias a la producción de litio y sus derivados.

Y las condiciones laborales se mantienen realmente precarias, ¿verdad?

Sí. Esto es uno de los elementos más irritantes de trabajar en una empresa que amasa millones de dólares, sobre todo, cuando el Salar de Atacama contiene una concentración de litio de alrededor de un 0,14%, que es uno de los niveles de concentración más altos conocidos en salmueras del mundo, y que luego del proceso de evaporación solar esa concentración de litio alcanza valores de entre los 4,3% a los 5,8% LI.

Para nosotros, esa realidad no pasa desapercibida y va generando mayor descontento, sobre todo si consideramos que somos los trabajadores los responsables de producir este bien tan preciado para la llamada “transición energética”.

Entonces, detrás de todas estas grandes cifras realmente estamos nosotros, responsables de producir el elemento químico que se utiliza para fabricar un teléfono celular, un notebook, una tablet, un satélite, naves espaciales, vehículos eléctricos, gracias a la acumulación energética de las baterías de ion-litio. Sin ir más lejos, este recurso se podría utilizar en el futuro en reactores de fusión nuclear.

¿Se habla entre los trabajadores del problema del agua como bien común? ¿Qué preocupaciones hay al respecto?

Sin duda, el uso del agua es una de las mayores problemáticas que identificamos los trabajadores, por el uso y el abuso de este bien natural común para la toda la población y su lamentable privatización, que está respalda en el Código de Aguas, el cual la reconoce como bien público, pero también económico, por lo que permite su comercialización, facilitando la extracción de agua de napas subterráneas del desierto de Atacama y de diversos ríos de la zona.

En este sentido, las cifras sobre la utilización de aguas por parte de SQM y Albemarle [las dos compañías que operan en el Salar de Atacama actualmente] son de más de 63 mil millones de litros de agua de capas subterráneas al año. Es decir, ¡utilizan 2 mil litros de agua por segundo! generando un estrés hídrico en la zona. Asimismo, consumen una cantidad considerable de agua dulce que extraen de los ríos de la zona, afectando la flora y la fauna del salar de Atacama.

¿Cómo afecta el uso industrial de las aguas a las comunidades locales del desierto?

Esto es un debate importante para nosotros, especialmente porque cerca de un 40% de quienes trabajamos en ambas empresas pertenecen a comunidades cercanas, como Toconao y Peine. Toda el agua que saquean estas compañías está impidiendo el desarrollo de la agricultura y la ganadería local, y lo que es más alarmante, está afectando el consumo de agua potable de sus comunidades.

Además, las empresas que explotan el Salar de Atacama mantienen una “política” permanente que públicamente vociferan como “sustentable” o “verde”, con ciertos objetivos como la reducción de un 40% de aguas continentales por parte de SQM. Por lo tanto, ciertamente es una discusión permanente en los lugares de trabajo, porque es tratado por las empresas como parte de sus “valores”.

Sin embargo, a pesar de esta demagogia, distintos estudios sobre los efectos de la producción del litio han dado a conocer que para el año 2030, tanto SQM como Albemarle aumentarán su producción 18 veces...

Claro, y esto implicaría el agotamiento de las reservas de agua que utilizan las comunidades; en consecuencia, el saqueo a destajo del litio. Esto ya está generando un desastre medioambiental irreversible, que es sostenido por el Estado para que las empresas aumenten sus ganancias.

Nos damos cuenta fácilmente cómo en los últimos años las lagunas en la zona se han comenzado a secar, asimismo es sabido el enorme uso de agua y salmuera para los procesos de producción tanto de litio como de cloruro de potasio y de diversas sales, las cuales no pueden tratarse como afluentes independientes, entendiendo que tanto la salmuera como el agua son parte de cuencas hídricas conectadas en los salares.

¿Y qué plantean sus sindicatos al respecto?

A pesar que estas discusiones son parte del cotidiano de los trabajadores, de todas maneras, existe desconocimiento del problema ecológico, pues la dirección de los sindicatos no deliberan con los trabajadores ni plantean ninguna posición al respecto, más allá de hacer seguidismo a la “política verde” de las empresas, lo que afecta a las familias trabajadoras. En nuestra Segunda Región de Antofagasta, que es el epicentro de “zonas de sacrificio” por la extracción minera del litio y el cobre, muchos trabajadores del litio pensamos que debemos apostar a aliarnos con los movimientos ambientales, comunidades indígenas y la juventud, para dar una verdadera salida a estas graves problemáticas.

¿Cómo es la relación que tienen los trabajadores del litio con las comunidades?

El 40% de quienes trabajamos aquí son de origen lickanantay (atacameños), quienes comparten la preocupación respecto al notorio problema del agua en sectores como Burro Muerto, Barro Negro, Vegas Carvajal o Chaxa, poblaciones donde es muy evidente la disminución y escasez hídrica y por lo tanto la devastación de la flora y la fauna del territorio lickanantay. Por ejemplo, las parinas ya no están en los lugares que siempre habitaban, por la disminución del agua y por la expansión de las mineras, y lo que es más complejo es que la expansión de las mineras ha ocupado un territorio sagrado en la cosmovisión originaria.

Incluso, algunos lickanantay no solamente reconocen el extractivismo de las mineras, si no que utilizan el concepto de “extractivismo social y cultural”, donde las empresas intervienen las comunidades para limpiar su imagen creando divisiones internas e influyendo en debates tan importantes como el rescate y la supervivencia de la lengua Kunza, la ganadería y la agricultura, que son partes integrales de la cosmovisión de las comunidades, sobreponiendo ciertos “acuerdos”, ofreciendo dineros. Lamentablemente, esto está totalmente legitimado por organizaciones de las comunidades como el Consejo de Pueblos Atacameños, que no ha respondido a los desafíos y administran el deterioro de la autonomía originaria.

¿Qué se opina sobre los recientes anuncios del Presidente Gabriel Boric sobre la explotación de litio en Chile?

Muchos trabajadores hemos comentado que se trata de un conjunto de medidas para acelerar la extracción de litio, donde prime la asociación público-privada, creando la empresa nacional del litio y renegociando por adelantado el contrato con SQM, que caduca el 2030. Pero la estrategia nacional del litio no es una nacionalización. Lo que busca en realidad es la asociación público-privada con participación estatal en la extracción y explotación del mineral. Respecto a la extracción de litio ya existente, no se toca, así lo han afirmado en una reciente reunión entre el vicepresidente ejecutivo de la Corfo [Corporación Nacional de Fomento de la Producción] y el gerente general de SQM.

Sí, realmente, no nos genera muchas ilusiones que las declaraciones de Boric vayan a cambiar el rumbo del saqueo de las empresas. Por el contrario, ha provocado incertidumbre por los puestos de trabajo y qué posición tomarán los sindicatos frente a futuros ataques a nuestras condiciones y derechos.

Todos discuten sobre el litio, pero nadie les pregunta a los sindicatos cómo podrían aportar los trabajadores en todo esto ¿Qué opinas al respecto?

El aporte de los trabajadores es gravitante y de la mayor jerarquía. La crisis ecológica no se va a resolver con “acuerdos” entre los gobiernos y los empresarios, como lo expresan las colaboraciones entre el Estado chileno y las empresas como SQM y Albemarle.

Las y los trabajadores podemos dar una salida a esta crisis, partiendo por la nacionalización de estas empresas bajo control de sus trabajadores, pueblos originarios, comunidades afectadas y especialistas de universidades de la región, para iniciar una transición hacia una producción que no destruya la naturaleza. No hay “transición ecológica” posible sin planificar racionalmente la producción, distribución y consumo, y eso solo es posible de la mano de nosotros, los trabajadores, que ocupamos las posiciones estratégicas en la economía como lo hacemos quienes tenemos como patrón a SQM y Albemarle



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