A 2.400 metros de altura y a 84 kilómetros al sur de San Pedro de Atacama se encuentra San Roque de Peine, desconocido oasis de origen prehispánico y de sólo 400 habitantes. Al pie de la cordillera es el último poblado hacia el sur de la comuna y puerta de entrada al desierto absoluto.
La gran belleza escénica del lugar, junto al legado arqueológico e histórico de Peine, motivaron a los integrantes de esta comunidad atacameña a buscar en el turismo una alternativa para mejorar su calidad de vida. En su mayoría dedicados a la minería del litio en los salares y a la agricultura de subsistencia, decidieron formar parte del circuito turístico de San Pedro de Atacama y aparecer en el mapa con un estándar de servicio de primer nivel.
Su principal atractivo son las llamadas “cochas de San Roque de Peine”, dos piscinas formadas en roca, con aguas que emergen de napas subterráneas, con gran cantidad de minerales y propiedades medicinales, y que hoy son usadas para el riego y para el baño recreativo de sus habitantes y turistas ocasionales.
Contrataron a la U. Católica del Norte para el diseño de un proyecto arquitectónico y de paisajismo que entregue las comodidades adecuadas a visitantes nacionales y extranjeros. “Queremos dotarlo de la infraestructura y administrarlo y, sobre todo, mantenerlo en buenas condiciones, con un cuidador para evitar daños”, señaló Jaime Mora Rodríguez, presidente de la comunidad de Peine.
Agrega que la agricultura no es suficiente para sobrevivir, porque el agua es poca. “Algunos trabajan en la minería, pero lo ideal es que podamos vivir del turismo. Para eso estamos dando pasos, organizándonos y buscando la ayuda técnica”, puntualizó.
Sergio Alfaro, director del la Escuela de Arquitectura de la U. Católica del Norte y coordinador del proyecto, comenta que “la comunidad de Peine nos encargó el diseño paisajístico y arquitectónico de estas cochas, que incluye dotarlas de acceso universal, habilitar puntos de accesos seguros al agua y áreas de esparcimiento como camping, espacios de sombra y de permanencia en el lugar”.
También se implementarán baños, vestidores y enfermería, y espacios para venta de artesanías y alimentos.
Para habilitar las piscinas, el diseño incluye estándares de calidad para la aprobación de los permisos sanitarios, sin perder el estilo arquitectónico y la identidad local, resguardando la vegetación, las rocas originales y el valor paisajístico del entorno.
Teresa Chaile, secretaria de la comunidad de San Roque de Peine, señala que hace más de 10 años tenían la idea de hacer un complejo turístico para integrarse al circuito turístico clásico de San Pedro de Atacama. “Como estamos tan al sur, a veces la gente no llega hasta acá. Nos falta difusión para dar a conocer Peine, pero tampoco queremos mucha gente. Buscamos un turista más exclusivo, que se interese también por nuestros sitios arqueológicos”.
Valor arquitectónico
Peine es un poblado de origen atacameño, del siglo XVII, trasladado desde Peine Viejo, el cual es Monumento Nacional desde 1951 y donde se conservan sólo algunas murallas y el portal de la antigua iglesia. En tiempos de los incas fue uno de los tambos más importantes del Camino del Inca y hoy sus habitantes siguen conservando tradiciones ancestrales.
Además, en el sitio arqueológico de Tulán, perteneciente a la comunidad de Peine, existe un sitio ceremonial de los antepasados atacameños, que también fue objeto de un proyecto para la protección y la promoción turística.
Asimismo, la comunidad cuida las fachadas de sus casas construidas en piedra.
Estas tradiciones y su valor histórico podrán ser relevados y conocidas a través del turismo, en opinión de Sandra Berna, alcaldesa de San Pedro de Atacama. “En Peine, y en toda nuestra comuna, la gente entiende muy bien que tenemos que cuidar el casco arquitectónico y potenciar los atractivos de este tipo. Es muy bueno que ellos tengan la iniciativa de mejorar y buscar asesoría”.
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Publicado el 08 de junio de 2013
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