Estudio comprueba que en el desierto de Atacama hubo lagos y humedales

La Universidad de California en Berkeley en conjunto con la Universidad Católica de Chile, encontraron señales de los cursos de agua que datan desde hace 10 mil años.

Envie este Recorte Version de impresion de este Reportaje Publicado el 11 de febrero de 2017 Visto 164 veces

Considerado el lugar más árido del planeta que incluso en algunos sectores existen registros de menos de 1 milímetro de lluvia al año, el desierto de Atacama es uno de los destinos turísticos más relevantes del norte de Chile, según las últimas encuestas realizadas por el Servicio Nacional de Turismo (Sernatur), ya que sus innumerables parajes como salares, termas, cordilleras, volcanes, entre otros, atraen a miles de visitantes de todo el mundo.

A estos turistas se les suma el interés científico, ya que el lugar tiene importantes semejanzas con el planeta rojo, Marte, por lo cual es constantemente investigado para comprobar la existencia de vida realizando pruebas de equipos que posteriormente son enviados en expediciones al espacio.

Sin embargo, este escenario desértico no siempre ha sido así, ya que entre 9 y 17 mil años atrás habían lagos, pantanos y humedales. Imagen completamente distinta a lo que se conoce actualmente.

Esto, se pudo comprobar gracias a un estudio realizado por expertos de la Universidad de California en Berkeley, junto con investigadores de la Pontificia Universidad Católica de Chile (Puc).

"El profesor Ronald Amundson, del departamento de Ciencias Ambientales de Berkeley, fue el que estableció el contacto hace un par de años con nosotros", comentó el profesor asociado al departamento de Ecología de la Puc e integrante de la investigación, Claudio Latorre.

Agregando que el científico extranjero lleva décadas trabajando aspectos geológicos del desierto de Atacama "e hizo algunas observaciones de arqueología y paleoclima que nos comunicó, ya que nosotros estábamos desarrollando ese tipo de estudios".

Es así como se inscribió el proyecto en el Programa de Cooperación Internacional (Pci) perteneciente a la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt), para obtener fondos para los viajes y ejecución.

"Nos ganamos el proyecto y ahora estamos trabajando en la publicación de los resultados que han sido bastante interesantes", dijo Latorre.

Experimento

El estudio evaluó la hipótesis sobre el impacto que tuvo el aumento de precipitaciones del pasado sobre el sistema de drenajes en el lugar.

"En particular queríamos saber si un aumento de caudal junto a un mayor nivel de aguas subterráneas generó cuerpos de agua dulce, es decir, lagos y/o humedales en zonas donde hoy prevalecen sólo salares", explicó.

Añadiendo que "por otras evidencias, incluyendo algunas que nosotros ya habíamos demostrado, sabíamos que el mayor incremento de precipitaciones fue durante la última transición desde el período glacial a nuestro interglacial actual a fines del Pleistoceno (18-10 mil años atrás)".

Es así que se exploró cortes en los caminos y canteros de áridos para ver los sedimentos expuestos, especialmente enfocados en aquellos existentes bajo las costras efervescentes de sal (cloruro de sodio).

"Bajo estas costras habían gravas y sedimentos mucho más finos y laminados, que implican la existencia de cuerpos de agua bastante profundos", declaró el investigador.

Una vez con las muestras en el el laboratorio nacional, se desarrollaron análisis donde se comprobó que contenían algas y microfauna de agua dulce comprobando la hipótesis inicial.

"Hoy la gente cruza los paisajes y se imagina que está prácticamente fosilizado, muy desértico. Da la impresión que se formó hace mucho tiempo y que ha estado incólume, no se ha alterado por la aridez del Atacama. Pero el paisaje es mucho más dinámico de lo que uno espera", dijo el investigador.

Añadiendo que es muy interesante cómo se ha detectado la presencia, en todos los sectores, de paleolagos o paleohumedales que efectivamente tenían más agua hace 9 mil o 12 mil años atrás.

En total fueron dos campañas en terreno que se hicieron y cada una tuvo una duración de 6 a 7 días. En tanto el proyecto de cooperación internacional fue de un año y cinco meses.

Respecto a la posibilidad de que también existiera evidencia sobre fauna de agua dulce, el investigador comentó que es aún muy preliminar determinar algo de dichas características, pero que efectivamente se ha encontrado algunos hallazgos importantes de fauna extinta.

"No puedo decir más por ahora, porque son datos que actualmente estamos trabajando. Una vez analizados y comprobados los daremos a conocer", expresó Latorre.

Además aclaró que se ha generado una confusión con este descubrimiento, porque el desierto de Atacama ha sido hiperárido durante millones de años. "Eso significa que tiene un registro geológico que demuestra que durante buena parte de su historia ha sido precisamente la ausencia de lluvia que explican su formación", dijo.

Sin embargo el agua que aflora actualmente en algunos pocos humedales, vertientes y quebradas que hay en el lugar no viene de lluvias locales, sino que provienen de las precipitaciones de origen altiplánicas que ocurren a cientos de kilómetros de distancia de este lugar.

"De modo que un incremento de estas lluvias, son las que provocaron que hace miles de años habían muchísimos más oasis e incluso ríos de agua dulce permanentes que hoy no existen en zonas del Atacama", explicó el profesional nacional.

Cambio climático

Como en la actualidad se está evidenciando cada vez más los efectos producidos por el cambio climático, podría existir la posibilidad de que en el lugar se vuelvan a generar humedales, lagos y ríos. "Lamentablemente todo apunta al sentido contrario", así de enfático fue Latorre.

"El cambio climático global está exacerbando la sequía sobre el altiplano, que es de dónde proviene el agua que aflora en el Atacama. Esto sumado al uso intenso de las aguas subterráneas para actividades económicas y consumo de las grandes zonas urbanas ha hecho que se están secando los pocos humedales que quedan en la actualidad", explicó el investigador chileno.

Agregando que hace poco desapareció un lago completo en Bolivia, "tanto por sequía como por uso intensivo de las aguas, el lago Poopó".

En tanto los modelos climáticos expresan que en cien años más las sequías sobre el altiplano serán aún más severas que hoy, dijo Latorre.

Es por ello que prima el tomar conciencia y entender de dónde viene su agua. "De igual forma mostrar a la comunidad que el desierto tiene ciclos de recarga naturales de estos acuíferos, pero estos ciclos no ocurren en nuestras escalas económicas sino que ocurren a escala de siglos y milenios", expresó.

Lo que implica que deberíamos tratar estos recursos como no renovables, de forma de protegerlos en la medida que sea posible, recomendó el experto.

Por otra parte Latorre comentó que están buscando financiamiento para seguir desarrollando los registros encontrados de modo tal de dar continuidad a la temática, con la sola finalidad de proteger estos ambientes únicos.

"Hoy la gente cruza los paisajes y se imagina que está prácticamente fosilizado, muy desértico (...) Pero el paisaje es mucho más dinámico de lo que uno espera" Claudio Latorre Profesor investigador Puc


¿QUÉ ES CONICYT?

La Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica, creada en 1967, tiene dos pilares estratégicos: el fomento de la formación de capital humano y el fortalecimiento de la base científica y tecnológica del país. A su vez, ambos pilares son potenciados de manera transversal por una área de información científica y una de vinculación internacional. Como fue en este caso en particular que unió a expertos para el desarrollo del estudio en el desierto de Atacama.

17 meses duró la investigación en total. En ella se realizaron dos salidas a terreno de una semana cada una. Instancias donde se tomaron muestras que fueron analizadas en Santiago.

10 mil años atrás habían mayores registros de agua lluvia en el desierto de Atacama, estas provenían del altiplano creando humedales, lagos y ríos constantes.

1967 se crea Conicyt organismo que fue el encargado de financiar la investigación, incluyendo los viajes de los expertos estadounidense, quienes fueron los interesados en el desarrollo del estudio.

 



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