Por aquí pasó el litio

"Deberá establecerse que nuestra Región y sus Universidades participen activamente en la gobernanza y decisiones del Instituto de Tecnologías Limpias". Jorge Molina, Abogado y académico Universidad de Antofagasta

Envie este Recorte Version de impresion de este Reportaje Publicado el 10 de enero de 2021 Visto 153 veces

A fines del año 2018, el Vicepresidente de CORFO teniendo como telón de fondo las Ruinas de Huanchaca, anunció el inicio de la licitación del Instituto de Tecnologías Limpias (ITL), pero esas ruinas históricas sólo fueron un elemento decorativo para el equipo de profesionales de dicho ente estatal, que viajaron desde Santiago para hacer tan importante anuncio.

Destacaron que aprovechado el Convenio CORFO-SQM para explotar Litio, esa licitación facilitaría generar investigación científica y tecnológica para desarrollar procesos que agreguen valor a la cadena productiva del litio, y proyectarla a otros productos terminados que usen litio como componente, desarrollando en este nuevo proceso formación de conocimiento humano avanzado, en energía, minería verde y sobre todo materiales avanzados de litio e hidrógeno verde.

Sin embargo esos buenos propósitos y tan lindas palabras no incluyeron a la Región de Antofagasta, ni a sus científicos, ni profesionales, ni a sus Universidades.

En efecto, entre Navidad y Año Nuevo, el actual Gobierno a través de CORFO decidió esa licitación, guiándose sólo por el monto del aporte monetario que los postulantes ofrecieron, sin considerar aspectos estratégicos vinculados a esa adjudicación, Asignaron esa licitación a un Consorcio integrado por prestigiadas Universidades de Estados Unidos, asociadas en AUI, y las Universidades chilenas, Autónoma, de Atacama, del Desarrollo y San Sebastián,.

Las que en general no tienen ninguna relación institucional con nuestra Región, y es pública la crítica por la vinculación de algunas de ellas con destacados dirigentes del actual Gobierno y de la coalición que lo sustenta, para lo cual basta examinar las Plantas Directivas pasadas y presentes de esas Universidades.

Además Ministros que forman parte del órgano que definió esa licitación se excusaron de participar por conflictos de interés, por prestar o haber prestado servicios a esas mismas universidades, siendo reemplazados por sus subrogantes, lo que si bien evita la aplicación de normas legales sobre transparencia y probidad del acto administrativo, fiscalizados por la Contraloría, no deja libre de interrogantes y críticas al respecto.

Dejaron fuera el proyecto postulado desde nuestra Región integrado por las Universidades de Antofagasta, Católica del Norte y otras prestigiosas Universidades Nacionales. No es argumento suficiente el prestigio de las Universidades adjudicadas, pues para llegar a esos niveles en su oportunidad sus Estados y empresas privadas aportaron importantes inversiones para consolidarlas; por eso esta licitación era una oportunidad para incorporar inversiones extraordinarias a los centros de estudios regionales.

Igual ocurre con innovadores locales para que sus pequeños y medianos emprendimientos puedan dar un salto de calidad al futuro, no sólo para sí, sino para toda la Región, lo que esta licitación no valora, hasta ahora.

Ha insistido CORFO que este Centro tendrá su sede en Antofagasta, como si eso bastara para cumplir con los buenos propósitos expuestos al iniciar esa licitación.

Pero no se hace cargo que esa licitación dejó en manos del oferente el modelo de gestión del Centro a crear y sobre todo su gobernanza; nada se obtiene con tener ese Centro en Antofagasta si la toma de decisiones se hará en el extranjero. Su Consejo Directivo decidirá por ej. qué investigar, quién investigará, cuáles serán el o los focos de las investigaciones, cuáles serán las metas de gestión, qué productos se obtendrán, quién y donde se patentará el nuevo conocimiento; por lo que cabe preguntarse qué aportará ese Centro a nuestra Región, además de un nuevo edificio.

Tampoco resolvió CORFO quién resolverá los eventuales conflictos de interés que se produzcan entre los distintos participantes y los intereses propios de nuestra Región y por ende de Chile.

Es decir, estaremos peor que la experiencia que tenemos con los observatorios astronómicos existentes, quienes a lo menos destinan el 10% de su capacidad de observación a astrónomos nacionales, porque el Estado así lo exigió.

La experiencia nos indica que el futuro provechoso de nuestra sociedad dependerá del grado de conocimiento que podamos desarrollar, y esta adjudicación con las debilidades estructurales que tendrá el ITL, por la deficitaria licitación de CORFO, es un duro golpe a la pretensión de desarrollar mejor y pertinente conocimiento avanzado en la Región, y potenciar nuestras Universidades locales.

Trabajar desde ya para avanzar en el desarrollo de minería verde, energía, litio e hidrógeno verde, aprovechando la energía eléctrica producida por sol y viento, nos impone el deber estratégico de prepararnos para producir el combustible del futuro, por lo mismo no podemos dejar pasar esta oportunidad, y deberá establecerse que nuestra Región y sus Universidades participen activamente en la gobernanza y decisiones del Instituto de Tecnologías Limpias.

Nuestra Región y Chile, exceptuando la nacionalización del cobre de 1971, ha visto transitar por nuestros caminos y vías férreas la extracción de plata, salitre, cobre y ahora litio, lo que significa que el escenario elegido para anunciar el inicio de la licitación del ITL lo fue sólo por el paisaje de las Ruinas de Huanchaca, pero no por lo que representa y simboliza, de lo cual los antofagastinos estamos obligados a aprender para no repetir esa historia, y optar porque nuestras Universidades puedan tener una mejor posición internacional en su saber académico, de investigación y de vinculación con el medio.



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