Excepcionales dirigentes

Hace una semana, en la asamblea de una organización que no nombraré, ya que estaba allí medio subrepticio, se le cuestionó a uno de los dirigentes sobre unas actividades. La respuesta fue, "es que ustedes saben, yo no sé de esas cosas".

Lo sorprendente no es que tal personaje dijera eso, ni la mala construcción de la frase,  sino que su "excusa" no fue confrontada por ninguno de los asistentes, todos a su vez, dirigentes de algo. Como si la declaración de ignorancia, o incapacidad, justificara la cuestión. Nadie expresó lo sensato: Si reconoces que no sabes o no sirves, ¿porque sigues haciendo esta faena?
Tampoco yo dije nada, ya que en la ocasión solo tenía oídos y no voz. Pero no pude evitar rememorar muchas ocasiones en que otros dirigentes mencionaron parecidos pretextos.

La incapacidad de las clases dirigentes en San Pedro de Atacama, queridos amigas(os), es justamente una, quien sabe si no la principal, causa de la mayoría de los males que aquejan a nuestra sufrida comuna.

Una incompetencia que va desde las instituciones del estado, como el municipio, hasta las comunidades indígenas, pasando por las juntas de vecinos. 

Una aclaración antes de continuar: No hablo de usted, estimado o estimada, que es un(a) dirigente o representante idóneo y entregada(o). Y una excepción a lo que estoy diciendo. Porque hay excepciones, por supuesto.

Creo que hay dirigentes que no son calamidades e incluso creo que hay dirigentes que son honestos. Pero no alcanza. No llegan a producir una masa crítica que cambie las cosas. Para peor, los aptos, en minoría, deben bregar con las torpezas de los otros, o incluso la deshonestidad de los otros, aparte de lidiar con los colosales problemas y desafíos que enfrenta la comuna.

Somos de mundo, así que conocemos otras realidades y hemos visto esa misma incompetencia en otras comarcas, otros terruños y otras circunstancias. Estamos claros que no es una cuestión sampedrina. Pero es aquí donde coexistimos y es aquí donde nos gustaría que tuviéramos solamente dirigentes con capacidad, con motivación para aprender, con una mínima autocrítica, honorables y que dieran cuenta de sus acciones, responsabilizándose no solo de las buenas consecuencias de sus actos, sino de las metidas de patas y descalabros.

Pero hablo en el vacío, o peor, no va a faltar quien se ofenda y diga que la(o) insulto. En fin, necesitaba desahogarme, más que nada. No se mosqueé, que no hablo de usted. Usted es una de las excepciones.

Sabiendo, además, que las malas dirigencias son el complemento de malos dirigidos. Somos nosotros, comuneros de base, los que sustentamos este estado de las cosas. Haciéndonos los locos, teniendo miedo, o simplemente estirando la mano para que algo nos caiga en ellas. Y a veces, algo nos cae en ellas.