Hotel Perpetuo

Envie este Recorte Versión de impresión de esta Opinión Publicado el 16 de octubre de 2013 Visto 136 veces
En un lujoso hotel de seis estrellas vivirían por el resto de sus días los que habían sido condenados por  indescriptibles crímenes contra los derechos humanos durante la dictadura militar.  Y digo iban, porque recién la pena se les hizo más severa.  Ahora tendrán que pasar el resto de su condena en un complejo hotelero de sólo cinco estrellas.  Parece que a uno de esos generales no le gustó la noticia, le impactó tanto que no quiso pisar la nueva mazmorra donde lo llevarían, tomó la decisión de quitarse la vida.
 
En sus días de gloria, ellos fueron vistosos generales, sus campos de batalla fueron los desfiles en las calles de Santiago.  Sus actos de valentía fueron darle la orden a algún sargento para que le pateara el vientre a una muchacha embarazada.  Los únicos balazos que escucharon en toda su vida fueron los que le disparaban a sus víctimas a quemarropa.
 
Se imaginan si los miles de prisioneros durante la dictadura hubiesen recibido el mismo trato que reciben los generales en la actualidad.  Una habitación privada en vez de confinamiento con cientos de compañeros; servicio de odontología en vez de ser electrocutados; un nutricionista en vez de un tiro en la nuca…
 
Creo que se ha perdido el sentido de justicia, o tal vez nunca se tuvo.  El Hotel Perpetuo a todas luces no se acerca en lo más remoto a lo que debería ser una pena.  Más bien es un privilegio si se le compara con el resto de las cárceles del país   Me pare que los hoteles en donde han sido encerrados los generales es una forma en que las grandes corporaciones, las financieras, las cadenas de televisión, las mega mineras, la salud privatizada, la educación privatizada le dicen a los generales y oficiales: muchas gracias, muchísimas gracias por evitar a toda costa la igualdad y por cierto, no se preocupen, en este hotel nadie te va a tocar, ustedes no pasarán lo que le hicieron pasar a otros…  Pero ese sentido de justicia viene corriendo desde hace mucho.  El capo de todos los capos, fue premiado con el único cargo digno que ameritaba su larga cadena de crímenes, fue designado diputado de por vida.  En su velorio, alguien le escupió la cara.
Lorenzo Antonio Puca Calpanchay
Lorenzo Puca escribe desde el Ayllu de Séquitor y pertenece a la Nación Lickan-Antay
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