A un año del estallido social, finalmente llegó la hora de expresar nuestra voluntad en este histórico plebiscito, lo cierto es que lo hacemos dentro de un ambiente muy extraño, cruzado por todos los efectos sanitarios, económicos, sociales y culturales provocados por una pandemia global.
Seguramente ya tenemos definida una postura para este domingo 25 de Octubre, la pregunta que surge en este contexto es: ¿Que sustenta esta decisión?, Algunas frases recurrentes que podemos escuchar en los medios de comunicación son:
• No es necesario escribir una nueva constitución, solo perfeccionar la actual.
• La constitución del 80 ayudó a generar uno de los periodos de mayor progreso en Chile.
• La constitución del 80, es la constitución de la dictadura de Pinochet.
• Un país con mayor igualdad, inclusivo y solidario, sólo se lograría con la redacción de una nueva constitución.
Creo que es importante analizar algunos datos objetivos:
Un principio básico es que toda constitución o carta fundamental de un país, ofrece una forma de sociedad que en algún momento se agota y debe renovarse, en nuestro caso:
• La constitución de 1833 – 1891, Termina con una guerra civil.
• La del 1891 – 1925, por las presiones de movimientos sociales y políticos (primer intento de llegar a una asamblea constituyente)
• La de 1925 – 1973, termina con un golpe de estado.
• Y la del 1980 – 2020, estallido social?
Es decir, nada es eterno y para lograr un cambio de la carta fundamental, se requiere de una condición y momento especial o extraordinario.
Por otra parte, ¿como se estructura la constitución?
En simple tiene dos partes, la primera conocida como Programática, donde van todos principios fundantes que forman el modelo de sociedad, tipo de nación, soberanía, ciudadanía, derechos y sistemas de garantías. La segunda parte conocida como Orgánica, es donde se estructura el poder político y funciones del estado; la forma del relacionamiento entre ellos, regula otros órganos autónomos como el banco central, el ministerio público, tribunal constitucional, fuerzas armadas, entre otros.
He aquí un aspecto importante de considerar, normalmente los cambios de una carta magna se concentran en la parte Orgánica, debido a que una modificación a la primera parte es muy difícil dado que allí está el esqueleto que sustenta toda la constitución.
¿Se agotó la constitución del 80?
Si analizamos algunos síntomas de este “paciente” llamado Chile, podemos encontrar:
• Disminución del ejercicio de soberanía directa del ciudadano, es decir, baja de participación en últimos procesos eleccionarios, votaciones.
• Deslegitimación de las instituciones democráticas
• Desigualdad en los beneficios del progreso del país
• Mayor percepción de corrupción
• Desprestigio de los partidos políticos
• Incapacidad para dar respuestas a las demandas sociales, etc.
En conclusión, si hacemos un análisis en lo posible objetivo, existen motivos más que razonables para considerar que estamos viviendo el agotamiento del modelo que ofrece la actual constitución, ya no es una cuestión de derecha o izquierda, las diversas reformas alcanzadas hasta el momento no han logrado cambios de fondo, dado que los principios fundantes de la misma siguen intocables.
El estallido social a gatillado un primer paso que podría finalmente terminar con un nuevo pacto social reflejado en una nueva carta magna, pero si no es así, qué otro hecho extraordinario deberá ocurrir en el futuro para lograr este cambio?
Ya han pasado 40 años de la constitución del 80, durante ese tiempo los cambios globales e interno han sido más rápidos y drásticos que en décadas precedentes, hoy tenemos una sociedad con nuevos requerimientos que buscan ser más solidario, inclusivo e igualitario, con protecciones o derechos ambientales y a la naturaleza.
Por todo lo expuesto votar apruebo y asamblea constituyente es solo un paso más en este largo y necesario proceso, la verdadera tarea viene después, en la definición de los mecanismos de participación que involucre a los pueblos originarios, otras minorías y la ciudadanía en general, que por cierto, sería histórico, dado que nunca en Chile se ha llegado a un proceso constituyente, aunque hay que reconocer no es el óptimo, pero nos genera esperanza en la medida que nos involucremos en cada una de estas etapas.
¡QUE SEA EN BUENA HORA!