El Show de las cajas

Envie este Recorte Versión de impresión de esta Opinión Publicado el 02 de junio de 2020 Visto 670 veces

Pregunta: ¿Cuántos tontos se necesitan para entregar una caja?

En los últimos días, hemos visto el triste y patético espectáculo de la repartija con gran despliegue mediático, de unas cajas con mercadería para “la gente con necesidades”

Sabemos como funcionan los políticos y la gente de gobierno: como gallos que cacarean aun por los mínimos logros. Incluso cuando no tienen logros.

Pero recordemos que estamos en una pandemia, que la crisis económica de San Pedro es algo real y que con payasadas y show las cosas NO se van a arreglar.

Sabemos que nuestro alcalde no tiene las capacidades ni políticas, ni técnicas y probablemente ni intelectuales para hacerse cargo de estos temas.

Sabemos además que está rodeado por personal de condición profesional deficiente, partiendo por quien parece ser la cabeza “pensante” de este sistema, la inefable directora de DIDECO Mariana Jerez, que a su inexperiencia profesional une una arrogancia digna de mejor causa.

Sabemos que ella mantiene sobre Catur un ascendiente que se remite, entendemos, a cierto parentesco no muy claro a estas alturas. Porque si esa no es el origen de su influencia, no sabemos cual podría ser.

Sabiendo todo esto, no nos extraña el “despliegue”, como ellos lo llaman, que se realizó el pasado sábado para entregar unas cajas con mercaderías, en compañía de un intendente al que una semana antes no le iban a dar ni la hora los nueve alcaldes de la región, según sus propias declaraciones.

La necesidad de figurar fue más fuerte y por supuesto quedó claro que la pataleta de los alcaldes fue para no quedarse fuera de este show.

Respecto a este alcalde,  se elevan reclamos de la mucha gente que NO recibió el beneficio. Todo esto según un catastro y un sistema que ellos mismos crearon. Conozco al menos a 20 personas que se inscribieron para los beneficios y que NO recibieron nada.

Hace cosa de un mes, gente del municipio repartió unas cajas donadas por la iglesia católica, también con mucho despliegue mediático, sin molestarse en mencionar ese origen. A diferencia de esa ocasión, estas cajas fueron pagadas por nosotros mismos. Y tampoco se molestó en mencionar ese “detalle”.

Porque todo lo que viene del Estado, lo pagamos nosotros.

Pagamos el sueldo del mediático intendente, del inepto alcalde, de la soberbia DIDECO, del general irrelevante. Ese dinero sale de los bolsillos de todos nosotros. De hecho, los únicos que en realidad no pagan impuestos para financiar a esta gente, son los ricachones y poderosos como, es un ejemplo, Luksic.

Así que no nos están haciendo un favor. No están haciendo una acción solidaria, no están haciendo beneficencia… están haciendo su pega ¡y la están haciendo mal!

En realidad cuando el alcalde hace el show de las cajas, esta aprovechando recursos que nos pertenecen a todos nosotros, para hacer una campaña política. ¡Está gastando plata de nuestros impuestos en sus pretensiones (esperamos que ilusas) de ser reelegido!

Algunos dirán que escribo esto porque a mi no me tocó. Fíjense que no. Ahí tengo mi caja. Sobre la mesa con cubierta de algarrobo de mi comedor. Y cuando me la entregaron no estaba ninguno de los personajes.

Es la prueba de que sus catastros son grotescamente incompetentes, porque yo no me inscribí y no estoy en sus registros sociales.

Estoy esperando que la venga a buscar la persona a quien se la voy a regalar, la que tiene más necesidad que yo. La voy a regalar, pero ¿saben?, con un poco de vergüenza. Porque esa marca de fideos (¡vienen 6 paquetes!), esa marca de jurel en tarro, esa marca de mermelada aguachenta, esas salsas de tomates de segunda, no las compraría para mí.

O sea que este alcalde hace propaganda política entregando una mercadería de baja calidad, que el probablemente tampoco compraría para su casa, considerando que en enero se subió el sueldo a algo así como 6 millones.

Pero además, me siento doblemente estafada, porque lo que hay en esa caja no puede haber costado más de 15 lucas y me dicen que las compraron en treinta. Catur entonces es además cómplice en el negociado en que unos pocos se están embolsando miles de millones a costa del hambre de nuestros compatriotas.

¿Que se puede decir? Estoy tratando de ser ecuánime y que el director de este medio publique esta columna, así que no voy a decir los garabatos que me nace decirles a esta gente más bien repugnante, pero ustedes murmúrenlos mientras leen esto.

Y acuérdense, pero realmente acuérdense de este show, cuando este señor y toda su parentela oficial y extraoficial pretendan perpetuarse en sus cargos tan bien (e inmerecidamente) pagados.

Afuerina Fina
Ciudadana de San Pedro de Atacama
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