Ingenuos, lacayos y yanaconas

Envie este Recorte Versión de impresión de esta Opinión Publicado el 04 de septiembre de 2014 Visto 264 veces
Después de presenciar el triste espectáculo de la consulta realizada por el gobierno en el Coyo Antay, el pasado 3 de septiembre, no puedo dejar de manifestar mi desazón por el comportamiento de los llamados dirigentes de nuestras comunidades indígenas. Desde los que no se molestaron en asistir, hasta los que estaban coludidos con el gobierno, no hubo, a mi parecer, ningún gesto que rescatará una mínima dignidad de pueblo Lickan Antay.

Diremos, por beneficio de la duda, que muchos cayeron ingenuamente en el juego del gobierno. Algunos de estos dirigentes, a quienes tengo por honrados, probablemente no sabían el tronco que estaban pisando. No, no era un palito.

En febrero, a pesar de todos los amaños del gobierno anterior, se había repudiado el decreto 66 en el Congreso Lickan Antay, así que se sabía que ese era un tema fundamental, y ni siquiera se mencionó en esta reunión.

Ahora, ¿puede ser tan ingenuo un dirigente? ¿Puede un dirigente soportar que se ningunee a la organización a la que representa sin hacer nada? Pasaron a llevar completamente al Consejo del Pueblo Atacameño, y ninguno de los dirigentes de las comunidades que forman el Consejo dijo nada. Es cierto que la directiva del Consejo, en una actitud que no calificaré por ahora, no estaba; pero todos olvidaron que el consejo NO ES LA DIRECTIVA, sino todos los que la forman.

Ingenuos, supondremos, en el mejor de los casos.

Otra cosa son los lacayos. De estos siempre hay, por supuesto. Son servidores de alguien, se les paga por eso. Servidores que incluso pueden creer que están haciendo algo bueno. Los hemos visto, en cargos públicos, en servicios públicos, diciendo cosas como “Si yo no lo hago, alguien lo hará”, o “Yo se mejor que ustedes lo que les conviene” o refiriéndose a la “vocación de servicio”

Y finalmente, los yanaconas. Si, eran indios auxiliares en los tiempos de los españoles. Pero ahora es una forma abreviada de mencionar a un traidor a su pueblo, a uno que vende a sus hermanos por un beneficio personal. También había de esos. No muchos, pero ya uno es demasiado.

No es muy buena la foto que sale en el Chululo, pero si quieren, pueden hacer el ejercicio y ver en ella quien es ingenuo, quien es lacayo y quien es yanacona.

Escribo esta columna, en todo caso, para dirigirme a los ingenuos, porque ni lacayos ni yanaconas van a retroceder en sus prácticas nefastas. Para decirles que necesitamos, como pueblo que dejen de serlo, que vean realmente de que lado están y a quien están dándole espacio. Porque a estas alturas del partido, una reunión dirigida por Rubén Reyes, Mirta Solís, Justo Zuleta y Ada Aramayo no puede ser representativa del pueblo Lickan Antay. Y si de verdad ellos nos representan, Dios nos pille confesados.

Escribo también para todos los que no estuvieron allí ese día. Es cierto que el gobierno, a propósito, convocó mal. Pero también debiera haber una responsabilidad personal, porque a partir de ahora está más que claro que ningún indígena consciente debe dejar a sus dirigencias solas.

Porque ya sean ingenuos, lacayos o yanaconas, el 3 de septiembre todos demostraron que no tenemos dirigentes muy dignos de confianza.

El Mestizo
Hijo de atacameño y sureña, fue nacido pero no criado en este pueblo, cosa que para el es más bien un mérito, aunque no de esos méritos que hacen ganar amigos. Ama este pueblo y ese amor a veces es doloroso, porque no siempre es correspondido.

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