Abrupto cambio de directiva en el Consejo de Pueblos Atacameños

Envie esta Noticia Version de impresion de esta Noticia Publicado el 22 de enero de 2017 Visto 531 veces

El 6 de enero del 2017 terminó el mandato de la directiva presidida por Antonio Cruz en el Consejo de Pueblos Atacameños. Ese día el destituido presidente (se le pidió la renuncia en diciembre) fue reemplazado por Ana Ramos Siares, presidenta de la comunidad de Solor, mientras que también asumieron en la directiva la señorita Mirta Solís (Catarpe) como secretaria y Wilson Cruz (Toconao) como tesorero. Si bien se suponía que su renuncia se haría efectiva el 31 de enero, para dejar todos los temas financieros aclarados, por alguna razón algunos dirigentes quisieron apurar el proceso. En una reunión del 27 de diciembre, en Talabre, 9 presidentes exigieron la entrega de los talonarios de cheques y la realización de la reunión el 29 de diciembre, la que finalmente se produjo en enero. Por supuesto, entre esos nueve estaban los directivos recién electos.

Según la información disponible, hay varias versiones sobre el abrupto final de la presidencia de Cruz. Según algunos, se debió a problemas financieros que se arrastraban desde hace tiempo. Pero no se podría hablar de faltantes o actos ilícitos, sino que en el peor de los casos, de mala administración. Se le reclamó, según otros, que había contratado a demasiados profesionales y que eso elevó los costos a niveles inmanejables. Claro que algunas de esas contrataciones fueron solicitadas por algunos de los mismos dirigentes que ahora están a al cabeza. 

Otras versiones dan cuenta mas bien de ambiciones desatadas ante las grandes sumas de dinero que pasan a través del consejo, a raíz del convenio con Rockwood, considerando que hasta el año 2015 los recursos del Consejo eran bastante escuálidos. Podría ser, considerando que en la última elección del CPA costó encontrar candidatos, los que ahora al parecer sobraron.

Las escaramuzas contra la presidencia de Antonio Cruz venían desde hace tiempo. Ya había sido cuestionado en septiembre, pero según sabemos no se le pidió la renuncia debido a que corrió la voz entre las comunidades que alguna de las comunidades con mayor numero de socios estaban cuestionando la repartición del convenio Rockwood, en el sentido que no debía a ser a partes iguales sino en proporción a su cantidad de socios. Por supuesto esta postura era sostenida principalmente por Wilson Cruz, de la comunidad de Toconao, que tiene 680 socios. Compárese con comunidades como Camar (92), Talabre (65), Catarpe (65) o incluso con Solor, cuyos escuálidos 45 socios contrasta con su tamaño y número de habitantes. Quizás ahora que Wilson Cruz está en la directiva ese sea un tema que vuelva a surgir.

Acusaciones más o menos, la dirección del consejo de pueblos vuelve a manos de dirigentes “históricos” y que han demostrado en su trayectoria cierta predisposición favorable a SQM y mucha capacidad negociadora con el estado, en lo que también podría interpretarse como una escaramuza más en la lucha por el control del Salar, donde los actores principales siguen usando a las organizaciones indígenas como peones en sus proyectos de largo plazo.  

Considerando el secretismo en que funcionan las organizaciones llamadas comunidades indígenas, a pesar de las graves responsabilidades de las que se apropian, solo queda esperar que este recambio sea para mejor y no, como tememos, para empeorar el futuro de nuestro medio ambiente, nuestros paisajes y nuestra calidad de vida. El tiempo lo dirá.



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